Todo empezó por su mamá, Montse Martínez. Consciente de la realidad de los niños en este país, buscaba una fundación con la cual colaborar y se cruzó en su camino Maribel García, una española que ya era voluntaria en una ONG en Uganda.
Juntas descubrieron que había demasiados niños necesitados de un hogar y decidieron ocuparse. Se hicieron cargo de un orfanato que iba a cerrar, adonde llegaban niños abandonados, muchos de ellos con problemas de salud o en estado de desnutrición, y con el tiempo consiguieron montar la fundación Babies Uganda, para darles a esos menores un verdadero hogar.